jueves, 21 de noviembre de 2013

Una pequeña luz

Este 21 de noviembre, las Siervas de Jesús de la Residencia Mª Josefa de Logroño, están de fiesta. El motivo algo muy sencillo: Sor Melissa hace su profesión perpetua. En un tiempo en el que el miedo a un compromiso de vida parece que asusta, el ver que sigue habiendo personas que son capaces de dejarlo todo y optar por un estilo de vida en cierto modo radical, es motivo de esperanza.
Nos unimos con nuestra oración, a esta comunidad y a Sor Melissa. Felicidades, y gracias por este sí.

"Estos son mi madre y mis hermanos. 
El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, 
ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre" 
Mat 12, 50

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Llamados al desprendimiento

Aquí os dejamos un fragmento de la última oración joven


Vosotras y vosotros que nada tenéis y a nada estáis apegados.
Felices los que no os afanáis en multiplicar
sino que os empeñáis en dividir lo poco que tenéis
para compartirlo entre los pobres
y los marginados por la sociedad.
Felices los que no tenéis Visa Oro, ni diez tarjetas de crédito,
 ni millones en depósito a plazo fijo sino lo imprescindible
 para vivir con dignidad.
 Felices los que siendo pobres no os cansáis
 de luchar para que no haya pobres en la tierra.
 Felices los que tenéis la caja fuerte vacía de monedas y billetes
 y bien repleta de amor y esperanza para repartir.
 Felices los que tenéis la cartera vacía y el alma llena
 de ilusiones y utopías, para ayudar al que tiene
 menos que vosotros.
 Felices y dichosos vosotros que no cimentáis vuestra vida
 en los dólares o en el euro como moneda única.
 Felices vosotros que tenéis como moneda corriente
 el dar y el compartir.
 Felices seréis, porque habéis apostado por el verbo ser
 y habéis colocado en última fila el verbo tener.

Si queréis más, pincha aquí.




martes, 19 de noviembre de 2013

La oración en San José

La foto de la oración de noviembre. (Para la próxima intentaremos no olvidarnos la cámara)




martes, 12 de noviembre de 2013

Ejercicios de oración

VI – EJERCICIO AUDITIVO


Toma una posición adecuada y orante, envuélvete en una atmósfera de tranquilidad. Deslígate de ruidos y voces que suenan a tu derredor. Silencia completamente tu cuerpo, soltando músculos y nervios. Suelta también recuerdos del pasado y preocupaciones del futuro. Quédate en un presente simple, puro y despojado. Sólo yo conmigo mismo.
Ahora, entra lentamente en el mundo de la fe. Toma una frase muy breve, por ejemplo: “mi Dios y mi todo”, o una sola palabra, por ejemplo: Padre, Jesús, Señor… comienza a pronunciarla suavemente cada quince, veinte o más segundos. Al pronunciar la frase o la palabra trata de vivirla, hacerla tuya, asumiendo su contenido o significado. Hazlo sin violencia interior sino con sumo sosiego y calma. El silencio que sigue luego de pronunciar debe ser un silencio sonoro, en que siga resonando la frase como un eco.
Comienza a percibir cómo la presencia que está encerrada en esas palabras va inundando tu ser entero hasta que todas las energías mentales queden impregnadas del contenido de esas palabras.
Ve distanciando la repetición de las palabras hasta que, de ser posible, el silencio desplace y sustituya a la palabra.
Este ejercicio tiene una variante. Consiste en que la palabra sea pronunciada en el momento de la expiración, esto es, al expulsar el aire de los pulmones. Habrás advertido que al inspirar tu cuerpo se infla y queda tenso; al expirar, en cambio, se relaja. En esta variante, aprovechamos la fase naturalmente relajada del cuerpo, que es la expiración, para pronunciar con más profundidad la frase y unirnos más vivamente al Señor y así, lentamente, el cuerpo y el alma pueden ir entrando en una combinación conjunta y armónica. Hasta que todo tu ser, cuerpo y alma, queden inundados de la presencia del Señor. Puedes encontrarte con efectos sorprendentemente benéficos tanto para el cuerpo como para el alma.